sábado, 12 de agosto de 2023

Otro Tren

Y aquí me veo nuevamente. En otra despedida. Otro tren. Miro al cielo y respiro profundo. Es una sensación extraña. No hubo despedidas. Ni abrazos, ni un te quiero. Aquí me encuentro con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta. Quizá sea lo mejor. Quien sabe. Lo que alguna vez pudo ser y sólo se quedó en una fatal proyección de un libro de desarrollo familiar, en donde todo tiene un pronóstico, y todo está preconcebido. Apuro el cigarro americano y me acomodo los botines.

Miro la carretera y me apoyo en la ventana. Ya no hay razón de mirar atrás. Tal vez lo que se aproxima puede ser mil veces superior a los tornasoles páginas de ese capítulo llamado “juventud en éxtasis”. 

Quizás pienso demasiado.

El derrumbe de la sociedad. La caída del imperio. La inteligencia artificial. Lo instantáneo. Lo efímero.

Los perdones no fueron expresados. No se dijo lo que estuvo guardado durante décadas. Ahí junto al pájaro azul de Bukowski habitaban los más tiernos sentimientos y emociones.


Quizá sea el momento de abrirles la rendija. Ahora quizá logren ver el cielo. Y las nubes. La lluvia y el mar. El desierto y el silencio otoñal.

La primavera de nuestras vidas.

El legado y la herencia.

El conflicto entre hermanos. La envidia entre primos. 

La violencia del abuelo y la herida de los nietos.

La ruptura. El quiebre.

La nueva vida.

El inicio.

El fin. 



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