domingo, 20 de septiembre de 2009

Como todos los días

Llega en bicicleta, ese delgado joven, muy extraño, a llamar por el
telefono publico, como todos los días, se va con un semblante triste,
lentamente a un destino que desconozco; se queda minutos, muchos minutos,
esperando que le respondan, si no, espera aún mas... hasta que ya cansado,
toma su rumbo.

Otro día más, sin arreglar, llega nuevamente, igual que ayer, se va,
hechando demenos a ese alguien... será tan importante para esperar tanto?

El dueño del local, ya lo conoce, sabe el final de su espera y llamados y
con un dejo de soledad saluda al chico, y este sin palabras, solo le mueve
la cabeza, en son de saludo.

Ya son dos semanas, han pasado las heladas mas frias del año, un frío
terrible, ese que te cala los huesos y esos que hacen que hasta los
drogadictos se queden en casa... solo están abiertos algunos locales,
ese que siempre está abierto, esperando algún solitario cliente que
interrumpa el fúnebre silencio de la tarde.




Como todos los días, la espera llegó a su final, el desarreglado chico no
volvió más a dicho local...espero que su espera haya tenido un final
feliz.

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